«No me interesa cuándo, sino que estén bien y que sea un proyecto con el que todos estemos a gusto». En estos términos, el arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, se ha manifestado esta mañana sobre el proyecto de cambio de puertas de la Catedral. La petición trasladada hace unos días a la Junta por parte del Cabildo de aplazar la decisión sobre los nuevos portones tiene como finalidad, en palabras del arzobispo, «dialogar para buscar una postura común» y que «nos hagamos con esta obra» que, a su entender, es la «más madura, una de sus últimas y seguramente la más monumental» de Antonio López.
En este sentido, y dado el parecer contrario al proyecto planteado por ICOMOS, el arzobispo ha revelado comenzar una serie de reuniones con este organismo y la UNESCO con el fin de aunar posturas y llegar juntos a un consenso «para que las cosas se hagan bien y todos disfrutemos» de un proyecto que «aún no está concluido y del que se opina a partir de unos bocetos inacabados».
Para don Mario, las conversaciones con los distintos organismos encargados de velar por la conservación del patrimonio se harán «sin prisas pero sin pausas», consciente de que el proyecto supondrá un revulsivo cultural de primera magnitud para Burgos y su Catedral. «Hoy es incomprensible comprender Bilbao sin el Guggenheim o sin el metro, y algunos pensaron cuando se hizo que aquello era una ‘bilbainada’». Hoy, sin embargo, se han convertido en «motor de economía, de visitas, de turismo, de referencia mundial, de estar en el mapa», ha argumentado el arzobispo. «Nosotros no podemos permitirnos el lujo de prescindir de la obra culmen de un autor excelente como es Antonio López», ha remarcado. «Es una inversión de futuro».
Las declaraciones se han realizado esta mañana en el transcurso de la firma de un convenio entre la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León y la Fundación VIII Centenario para la realización de algunos actos. Preguntado por el estado de la cuestión, el consejero de cultura, Javier Ortega, ha respondido diciendo que la solicitud trasladada por el Cabildo aúna «prudencia e inteligencia». «Se va a hablar con la Unesco y desde la consejería asesoraremos y acompañaremos en las cuestiones que sean necesarias para reorientar el proyecto, presentarlo, ver qué orientación hay que darle…». Para Ortega, la decisión final se basará no en gustos estéticos, sino en función de informes meramente técnicos: «El ser un bien patrimonio de la humanidad tiene una serie de derechos y también de obligaciones» que hay que cumplir, ha afirmado.
Con todo, el Cabildo trabajará por ver colocadas las puertas en el lugar para el que están diseñadas, aunque descarta que pueda ser para julio de este año. Sin finalmente no se pudieran instalar en la fachada de Santa María, «el plan ‘b’ sería instalarlas en otro lugar», aunque eso sería «dejar pasar un tren». «Lo intentaremos por todos los medios pero esa obra será nuestra y en unos años reconoceremos su valor», ha insistido el arzobispo.